obra: Cuarteto, Heiner Müller
dirige: Orlando Arocha
grupo: Contrajuego
actuan: Diana Volpe Y ricardo Nortier
temporada: Espacio Plural del Trasnocho Cultural
El lugar: una mezcla de salón francés anterior a la Revolución y un búnker de la Tercera Guerra Mundial. El momento: un presente enfático. Cuarteto se sirve de los personajes de Las relaciones peligrosas (novela epistolar de Chordelos de Laclos, adaptada con mucho éxito al cine) para hablar, arropado en una estética violenta y desgarradora, sobre los límites de la conciencia humana y los términos de su destrucción. Durante hora y media de función, los personajes ejecutan un paradójico ritual de inmovilidad: al tiempo que se desean furiosamente, se agreden con indiferencia; al tiempo que se bestializan, se perfilan desesperanzadamente sus diferencias de sexo; al tiempo que ceden a la fatal esclavitud del placer sobre el cuerpo, se dejan sensualizar por la razón ante la inminencia de una catástrofe social. Pero Cuarteto es también una feroz crítica al poder, al cual parodia y deconstruye en un delirante juego de reemplazos (los actores interpretan alternadamente a Madame de Tourveil y al Conde de Valmont y a otros personajes de la historia), con implicaciones ontológicas desastrosas y cómicas a la vez: no existe un “sí mismo” sin “el otro”.
dirige: Orlando Arocha
grupo: Contrajuego
actuan: Diana Volpe Y ricardo Nortier
temporada: Espacio Plural del Trasnocho Cultural
El lugar: una mezcla de salón francés anterior a la Revolución y un búnker de la Tercera Guerra Mundial. El momento: un presente enfático. Cuarteto se sirve de los personajes de Las relaciones peligrosas (novela epistolar de Chordelos de Laclos, adaptada con mucho éxito al cine) para hablar, arropado en una estética violenta y desgarradora, sobre los límites de la conciencia humana y los términos de su destrucción. Durante hora y media de función, los personajes ejecutan un paradójico ritual de inmovilidad: al tiempo que se desean furiosamente, se agreden con indiferencia; al tiempo que se bestializan, se perfilan desesperanzadamente sus diferencias de sexo; al tiempo que ceden a la fatal esclavitud del placer sobre el cuerpo, se dejan sensualizar por la razón ante la inminencia de una catástrofe social. Pero Cuarteto es también una feroz crítica al poder, al cual parodia y deconstruye en un delirante juego de reemplazos (los actores interpretan alternadamente a Madame de Tourveil y al Conde de Valmont y a otros personajes de la historia), con implicaciones ontológicas desastrosas y cómicas a la vez: no existe un “sí mismo” sin “el otro”.
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