dirige: julio cesar alfonso
grupo: teatro arena y batalla teatro
actuan: willian cuao y julio cesar alfonso
temporada: sala horacio peterson, ateneo de caracas
En un pueblo remoto e inventado quién sabe dónde que se llama La Pastora de Tarure. En ese pueblo hay una plaza en ruinas; una “placita” para mejor decir. Esa “placita” está lejos de todos los habitantes de La Pastora de Tarure, (…menos para dos…).
Un día un excéntrico charlatán del pueblo la llamó “San Marcos de Venecia”. (Seguramente la bautizó así en un arrebato de ironía). Es una “placita” cansada… rota… y solitaria… a la que sólo le queda un banco en pie. Es el atardecer y en ese banco se encuentra sentado Carlos María… esperando a Benedicto. Este par de amigos son discapacitados mentales. La acción transcurre casi a modo circular como en el teatro del absurdo. Sus diálogos y acciones ocurren sostenidos por la pureza y la ingenuidad. “Pureza e ingenuidad” que los enaltece como seres humanos.
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